Estoy roto

Estoy roto

No es tristeza, tampoco es rabia, ni miedo…es dolor… pero un dolor tan intenso que no existe palabra que lo defina.

Seguro que sabes de qué hablo, si… Esa sensación interna, “eso” que te desgarra por dentro, “eso” que te consume… como si tuvieras “algo” que te está oprimiendo el corazón, cada vez te lo aprieta un poquito más y ya no sabes qué hacer para respirar… Intentas coger aire pero “eso” sigue oprimiéndote el pecho…

Pasan los días y ves cómo a tu alrededor la vida continúa y sin embargo, tú te sientes como si estuvieras viviendo en una realidad paralela.  Respondes de manera automática, sonríes… pero espera, ¿a qué has sonreído? Ah! Sí… alguien a tu alrededor ha hecho una gracia y todos se han reído, así que tú también has sonreído, aunque ni siquiera sabes por qué, pues simplemente “estás” ahí; bueno, tu cuerpo está ahí, todo lo demás está en otro sitio porque “eso” sigue apretándote cada vez más el corazón y en realidad lo único que quieres es gritar… o llorar… o llorar y gritar a la vez… 

Si… Seguro que sabes de qué hablo, ese sonido desgarrador que no es un grito de miedo, ni tampoco un llanto per se… Es un grito que ahoga todo el dolor tan intenso que estás sintiendo y que ya no sabes cómo quitarte de encima… Ese dolor que sientes que cada vez te consume más… y más…

“Venga… Respira… Aguanta…”  Te repites una y otra vez… y sin saber cómo, estás de nuevo en tu cama, intentando coger el sueño, esa sensación que es la única que te salva de todo el dolor, un respiro de unas horitas para de nuevo, enfrentarte al día siguiente…

Y así pasan los días…

Y respiras…

Y respiras…

Y coges aire…

Y lloras…

Y lloras…

Y sigues llorando…

… Entonces, un día “algo” ha pasado, no sabes el qué, o sí!

Puede ser algo que hayas leído, haberte parado a “escuchar” tus pensamientos, el abrazo de esa persona especial, tu perrete que te ha sacado una sonrisa, una llamada de alguien dándote calorcito, esa canción que ha exprimido el dolor que quedaba…

Y aparecen fuerzas, para luchar… para ponerte de nuevo en pie… para continuar tu guerra porque esto es sólo una batalla y en el fondo lo sabes… Sabes que ganarás!

… Algo ha pasado… no sabes tampoco decir qué… pero de nuevo empiezas a sentirte fuerte…

Y así, ese día te despiertas y tus pies avanzan firmes, algo en ti ha cambiado.

Eres el mismo por fuera… pero por dentro “algo” ha cambiado… 

ERES MÁS FUERTE